Buenos días. ¿Qué opina acerca de aquellos medios, periodistas u otros autores que sostienen que el atentado del 11 de marzo de 2004 en Madrid no fue obra de terroristas islámicos? Por ejemplo, Luis del Pino, César Vidal o diversos periódicos considerados de derecha o liberales.
"De derecha" y "liberal" no suele significar lo mismo más que en España, donde los herederos de los fascistas se disfrazan de "liberales" para ser "neoconservadores y neoliberales" al mismo tiempo, neoconservadores en lo social y neoliberales en lo económico.
Dejando claro, pues, que Luis del Pino, César Vidal y otros sujetos similares están bastante más cerca de Franco que, digamos, de Obama, la explicación está bastante a mano. Al ocurrir los atentados del 11-M, el gobierno de Aznar emitió una terrible cascada de mentiras. Su objetivo era culpar de los atentados a ETA, por temor de que la autoría islamofascista fuera considerada una reacción a la entrada de España en la guerra de Irak, que apoyó entusiasta Aznar como aliado y cachorro de George Bush (neocon y neoliberal). Como la mentira no se sostuvo, la reacción social desembocó en que el PP perdiera las elecciones ante el PSOE.
Los voceros de la derecha, entonces, emprendieron una ofensiva, sin datos ni evidencias, con todas las características de una conspiranoia clásica, para ofrecer una "verdad alternativa": a) los atentados los había cometido ETA, probablemente en connivencia con el PSOE y b) el PSOE había provocado la reacción social de furia ante las mentiras de los ministros del PP, que en realidad no eran mentiras, porque los islamofascistas no habían cometido los atentados. Quienes lo vivimos en aquél entonces (increíble que ya hayan pasado doce años y hoy voten algunos que entonces sólo tenían 6) sabemos que la a) es absolutamente descabellada y que la b) es altamente improbable y de todas formas insuficiente para explicar la furia de la gente ante las mentiras del PP.
Hay numerosos documentos y sitios web que desmontan la teoría de la conspiración de la ultraderecha (olvidas mencionar a distinguidos falsificadores del periodismo, como Marhuenda, Pedrojota, Jiménez Losantos y otros que participaron en la conspiranoia). Pero los conspiranoicos tienen la ventaja de que constantemente tienen a su alcance nuevas generaciones que no están informadas de lo que ocurrió y son lábiles a la primera versión que encuentren. La ultraderecha se ocupa de que encuentren la versión que les conviene.
Dejando claro, pues, que Luis del Pino, César Vidal y otros sujetos similares están bastante más cerca de Franco que, digamos, de Obama, la explicación está bastante a mano. Al ocurrir los atentados del 11-M, el gobierno de Aznar emitió una terrible cascada de mentiras. Su objetivo era culpar de los atentados a ETA, por temor de que la autoría islamofascista fuera considerada una reacción a la entrada de España en la guerra de Irak, que apoyó entusiasta Aznar como aliado y cachorro de George Bush (neocon y neoliberal). Como la mentira no se sostuvo, la reacción social desembocó en que el PP perdiera las elecciones ante el PSOE.
Los voceros de la derecha, entonces, emprendieron una ofensiva, sin datos ni evidencias, con todas las características de una conspiranoia clásica, para ofrecer una "verdad alternativa": a) los atentados los había cometido ETA, probablemente en connivencia con el PSOE y b) el PSOE había provocado la reacción social de furia ante las mentiras de los ministros del PP, que en realidad no eran mentiras, porque los islamofascistas no habían cometido los atentados. Quienes lo vivimos en aquél entonces (increíble que ya hayan pasado doce años y hoy voten algunos que entonces sólo tenían 6) sabemos que la a) es absolutamente descabellada y que la b) es altamente improbable y de todas formas insuficiente para explicar la furia de la gente ante las mentiras del PP.
Hay numerosos documentos y sitios web que desmontan la teoría de la conspiración de la ultraderecha (olvidas mencionar a distinguidos falsificadores del periodismo, como Marhuenda, Pedrojota, Jiménez Losantos y otros que participaron en la conspiranoia). Pero los conspiranoicos tienen la ventaja de que constantemente tienen a su alcance nuevas generaciones que no están informadas de lo que ocurrió y son lábiles a la primera versión que encuentren. La ultraderecha se ocupa de que encuentren la versión que les conviene.
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Daniel Jaime