Mauricio-José Schwarz

No, no lo creo. Creo que, como suele ocurrir, confundimos un fenómeno local (en el tiempo y en el espacio) con una tendencia general.

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En la década de los 30, en buena parte del mundo hubo un viraje de radicalización que llevó a una guerra. Pero después de la guerra hubo otro viraje de radicalización que llevó a otra guerra, la "fría", en la que los principales contendientes no participaron directamente uno contra otro, pero que pelearon por medio de "representantes" en todo el mundo: las guerrillas latinoamericanas, africanas y asiáticas estaban bastante radicalizadas en alguna u otra escuela del marxismo, mientras que las élites políticas y económicas se radicalizaron en formas del fascismo autoritario muy alejado de los ideales de democracia y valores ilustrados que decían defender. Muy legítimos movimientos de liberación nacional se radicalizaron mientras lo hacían sus opositores. Los racistas tenían el campo libre hasta bien entrados los 60 en Estados Unidos y hasta los 80 en buena parte del mundo occidental, hasta los 90 en el país donde el racismo seguía siendo legal, Sudáfrica. Luego en los años 90 y a raíz de la guerra en Afganistán hubo un proceso de radicalización islámico que hoy es responsable de la mayoría de los atentados terroristas del mundo. En el cambio de milenio, la radicalización populista recorrió América Latina instaurando varios gobiernos que no parece que tengan ninguna intención de abandonar el poder por la vía electoral (Venezuela, Ecuador y Bolivia).

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Dicho de otro modo, ese viraje es lo normal en distintos lugares y tiempos, siempre estamos en medio de un proceso de radicalización (o varios) y de un proceso de combate contra la radicalización (entendida como un extremismo que abandona los procesos racionales en su lucha ideológica para pasar a jugar con las emociones y la violencia física o legal). Lo que pasa es que vemos el proceso que nos queda cerca y pensamos que es mundial. Es como el sesgo de falso consenso, según el cual uno cree que más gente comparte sus ideas de la que realmente lo comparte.

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Otro ejemplo de esto es la crisis de 2010, que afectó a Estados Unidos, a Europa Occidental y a unos pocos países más... si vivías dentro de esos países, creías que había una crisis mundial. Cuando veías las cifras de crecimiento de distintos países en 2010-11-12, resultaba que no, la crisis no era mundial. Simplemente, como nos pasaba a _nosotros_, parecía más mundial de lo que realmente era.

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La enorme soledad que expresa, su casi rendición ante la adversidad.

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Quizá fue la fuerza de las pinceladas, la espectacular capacidad de crear impresiones delicadas con trazos tan gruesos, que revelan pinceles cubiertos en gruesas capas de pintura aplicados con rapidez y seguridad. La idea de que es uno de sus últimos cuadros (no el último), casi un aviso de su suicidio. Y la brusquedad con la que termina el sendero central a la mitad del campo sembrado, algo poco usual. Finalmente, creo que me impresionó, como ocurre con "Los comedores de patatas", que en realidad es mi cuadro favorito de Van Gogh y que también me tuvo largo rato enfrente, lo pequeño que es. Un metro por cincuenta centímetros. Un lienzo tan pequeño y con tanta fuerza expresiva. Me resultó conmovedor y asombroso.

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Había hecho todo el recorrido del Museo Van Gogh en Amsterdam con objeto de que ese cuadro fuera el último que viera. Recorrí primero la exposición sobre impresionismo que había, si mal no recuerdo, en el piso de abajo, y luego pasé por toda la exposición de Van Gogh hasta llegar a ese cuadro. Claro que me esperaba que fuera impactante, pero su _realidad_ fue bastante más allá de lo que me había imaginado antes. Y eso ya me había pasado también, al principio del recorrido, con "Los comedores de patatas", lo cual potenció la experiencia.

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Varios motivos. Primero, me parece una novela perfectamente redonda, estructurada con preciosismo y con personajes memorables (y pocos, muy pocos). Segundo, consigue pese a todo un final tan impactante como el de los cuentos cortos (de los que Matheson es un maestro), algo poco frecuente en las novelas que terminan a veces cien páginas antes de la última, o terminan de modo predecible. Aún recuerdo el impacto que me provocó la última frase. Tercero, desafía los géneros en uno de los mejores mestizajes que ha habido: suspenso, ciencia ficción, terror clásico. Cuarto, en la gran lucha entre el individualismo casi mítico estadounidense y la visión de una sociedad interdependiente e integrada, se las arregla para rehuir de las soluciones fáciles, y sobre todo de los héroes a modo, lo cual también es fuente de enriquecedoras reflexiones sociales y políticas. Quinto, en cuanto a la exploración de la soledad, es incluso superior a Robinson Crusoe, por cuanto no hay esperanza, nunca hubo esperanza para Neville, y escribir eso era una audacia y en cierta medida todavía lo es.

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Y por todo eso, los intentos de llevar la novela al cine han sido desastrosos. El que menos, el de Vincent Price. Los atentados con Heston y Smith son más que despreciables, son traiciones, simplonerías, incapacidad para abordar una historia distinta, magistral y despiadada.

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En años en que me empezaba a dar cuenta de que los fundamentalismos (incluso en el arte) son dañinos, que no se tenía que ser "de ciencia ficción", "de rock", "de folk", "de policiaco", "de terror", "de clásica", "de blues", "de histórica" sino que lo mejor era ser de todas partes y de ninguna, descubrir la novela me ayudó a confirmar que estaba yo en lo cierto, que los mestizajes y las imprecisiones son la fuente de la mayor riqueza, que es en las fronteras difusas donde ocurren las grandes aventuras de la creación para el autor y para el espectador, donde el arte se puede mover sin restricciones, donde no están escritas las reglas ni por los críticos incapaces ni por los creadores limitados a la fórmula. Y esto, en ambientes muy endogámicos y puritanos como la ciencia ficción (de la que originalmente provengo), fue muy valioso para mi experiencia como creador y como consumidor de arte. Aunque un poco el precio fuera que ninguna tribu endogámica (cienciaficcioneros, policiacos, etc.) me considere miembro de pleno derecho de su club, claro.

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Es la novela que más he regalado, por cierto. Los otros dos libros que regalé por docenas a gente que me importa son "Los Rubaiyat" de Kheyyam y la "Antología" de Russell.

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Buena pregunta. Y la respuesta es que en realidad no. Lamarck afirmaba, exactamente, que "El uso más frecuente y continuo de cualquier órgano fortalece, desarrolla y agranda gradualmente ese órgano, y le otorga una potencia proporcional a la duración del tiempo que se ha utilizado, mientras que el continuo desuso de cualquier órgano lo debilita imperceptiblemente y deteriora, y disminuye progresivamente su capacidad funcional, hasta que finalmente desaparece".

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Eso no pasa. No pasa en la epigenética, por supuesto, no tiene nada que ver con esa visión amplia lamarckiana. Ambos _podrían_ interpretarse como "la influencia evolutiva del medio ambiente _en el individuo_", pero los mecanismos son tan distintos que no creo que sea legítimo equipararlos. Es como si dijéramos que la teoría atómica de Thompson validó a Demócrito. No es así estrictamente. Algo conté aquí http://xoccam.blogspot.com.es/2012/06/cada-vez-mas-complejo.html

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No según las dos definiciones posibles.

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La primera definición es la de "secta religiosa": un grupo dentro de una religión que mantiene posiciones heterodoxas respecto de la mayoría. La iglesia católica es mayoritaria, así que no puede ser una secta en sí misma.

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La segunda definición es la "secta destructiva": un grupo reunido alrededor de un líder carismático, autoritario y mesiánico al que veneran como una deidad, que explota a sus seguidores controla sus vidas detalladamente (el mal llamado "lavado cerebral": pocas horas de sueño, actividades repetitivas, vigilancia entre los propios adeptos, control de la alimentación, control del sexo), los aísla de su vida anterior y tiene el único objeto de obtener ingresos y conseguir nuevos adeptos.

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Muchos argumentan que la iglesia católica cumple _algunas_ de las características de una secta destructiva, pero sin la principal (el líder perfecto: Jim Jones, Shoko Asahara, L. Ron Hubbard, David Koresh, el Maharishi Mahesh Yogi, Rajneesh/Osho, etc.) las demás no tienen la misma fuerza en la vida cotidiana del creyente.

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Ya lo dije, no me gusta Zappa. El tipo era brillante, inteligente, agudo y con un pensamiento avanzado admirable, pero como músico simplemente no me dice nada.
Yo creo que Bukowski es bastante peor que una puta mierda, pero traté de ser amable. Me parece un poser colosal exaltado por posers que creen que a través de él tocan las profundidades de la vida sórdida de los pobres, los drogadictos, los alcoholizados, los marginados. Es como el McDonald's de lo roñoso, el Walmart de la miseria contemplada como desafío y como ideal a perseguir, un gran comercializador del desprecio al sueño americano de comercializar cualquier cosa.

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Si quieres una condena al anodino sueño americano de los 50, lee "Confesiones de un artista de mierda" de Philip K. Dick, que me parece un tipo no menos loco y delirante (éste con la droga) pero al menos honesto.

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Los que creen que Bukowski les da grandes clases de vida me dejan siempre la impresión de que no sabrían vivir así hicieran un doctorado en el tema. Pero una noche en un calabozo con los que realmente sobran les quitaría la admiración por el sibarita alemán.

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Si "daltonismo artístico" es que no me gusten las mismas cosas que a ti, o que al mainstream del postureo como forma de vida, pues vale. Finalmente es una apreciación subjetiva en gran medida. Pero a la hora de tener acuerdos mínimos sobre valor literario, dudo mucho que Bukowski pueda ponerse frente a un contemporáneo suyo como Dylan Thomas.

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Lo recomiendo, por supuesto, me parece muy relevante y sería interesante que hubiera una actualización a la luz de lo que sabemos ahora (el libro es de 2004, la izquierda regresiva ha contaminado muchísimo más a la sociedad desde entonces).

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Dada la influencia del pensamiento posmoderno en la "contracultura", quizás incluiría "Imposturas intelectuales", de Sokal y Bricmont.

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Por lo demás, realmente espero que no poder citar otros trabajos se deba únicamente a mi incultura y no al hecho de que no los hay. Aunque también citaría que la primera crítica a Heath y Potter fue "que no son de izquierda"... mucha gente tiene miedo de que un segmento marginal pero de altísimo volumen de la izquierda lo "expulse de la izquierda", como suelen hacerlo (a mí me echan de "la izquierda" cada dos o tres semanas, siempre sin éxito) o los acusen de todo tipo de complicidades y los descalifiquen. Se vive mucho mejor callando, por supuesto, ante los hooligans inventores de la ideología sin ideas.

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Pero seguramente me equivoco y simplemente no los trabajos serios y de buena calidad sobre el tema, pero los hay.

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Emocionantes y bienintencionadas, pero no creo que tengan mayor recorrido.

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¿Por qué? Porque de nuevo es otra idea de una persona que no ha realizado ningún estudio para determinar qué partes del sistema actual son el problema y cuáles cambios darían mejores resultados.

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Me alarma que use la neurociencia hablando del "cerebro reptil" porque se remite al modelo del encéfalo triuno que está considerado superado, que fue una idea de los 60 pero que no tiene referente real.

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Y me alarma mucho que diga: "Es muy difícil definir qué es funcionar bien cuando ya se está planteando cambiar el modo en que evaluamos", empieza a decir. Pero no, oiga, si le ha resultado tan fácil definir qué es funcionar mal, no creo que sea tan complejo definir qué es funcionar bien. Y en el sigiuente suspiro suelta: "La realidad es que hay más de 1.000 SOLE por el mundo, grupos de niños conectados a Internet y aprendiendo en grupos. La mejor evidencia del éxito del modelo son los datos que hemos recopilado de Twitter: más de 10.000 profesores están hablando de SOLE," que es la misma lógica de la homeopatía: mucha gente la usa, por lo tanto es buena. Falacia ad numerum, vaya.

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Yo creo que es muy fácil -y más para un pedagogo- definir qué resultados son correctos de un modelo de aprendizaje: resolver problemas, recordar datos, interactuar de modo fructífero, tener más conocimientos y menos tensión... vamos, que da la idea de que lo rehuye por miedo a que no pase una valoración objetiva. No basta que suene guay y le guste mucho a la gente y diga lo que ya todos sabemos -que nuestro modelo educativo es una mierda... Debería ser capaz de ofrecer una comprensión de por qué es una mierda y de qué métodos, acciones y decisiones podemos valernos para tener una educación mejor. Si no lo hace, pues muy mal.

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El proteccionismo implica que, mientras existan las naciones, pueden crearse mecanismos que impidan que unos seres humanos vean su actividad económica depredada por otros seres humanos. El que la división sea nacional es meramente accidental. Si tienes gente dedicada a la agricultura en una misma nación y en una determinada región tienen condiciones peores, puedes ejercer el "proteccionismo" hacia los productores de esa región. Lo contrario es el neoliberalismo sin control, el "libre mercado" que hace que el único valor sea la competitividad, descontando los factores humanos, sociales, históricos, etc. Y el neoliberalismo es el enemigo haya o no naciones.

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Las empresas públicas tienen aún menos que ver con el nacionalismo. La ONU, la FAO, la UNESCO, son organismos públicos y son plurinacionales. Aún imaginando un utópico estado mundial, una federación de todos los países, las empresas públicas son necesarias para no someter al mito del mercado a servicios fundamentales para todos los seres humanos: policía, electricidad, agua, comunicaciones, educación, sanidad, propiedad de los recursos del subsuelo (aunque su explotación se concesione), limpieza, promoción de ciertas formas de cultura y de investigaciones científicas que no interesen a las empresas privadas (o que no se desee que queden patentadas por empresas privadas), algunos transportes (autobuses urbanos y suburbanos, trenes de cercanías) etc. Todas esas empresas funcionan mejor si son públicas, y siempre que sean transparentes y estén bajo la vigilancia de organismos democráticos fiables y a su vez transparentes.

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Pero yo nunca he justificado ni considerado deseable que existan potencias hegemónicas y menos aún que tengan el monopolio del desarrollo, no sé qué pueda haber dicho que se haya podido interpretar de manera tan retorcida.

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No sé quién es Correa y de qué bases de qué mantas hablas, pero aclarémonos.

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Creo que el desarrollo debe ser de todos. Me he pasado la vida defendiendo el derecho al desarrollo de los más desprotegidos, los que son víctimas de izquierdas y derechas por igual, los colonizados, excolonizados, recolonizados y neocolonizados... Allí no hay debate alguno y dudo mucho haber dicho nunca nada que le niegue la posibilidad de acceso al conocimiento y al pensamiento a la mayoría de la humanidad que no lo tiene por una u otra o muchas otras razones.

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Claro que me gustaría que no hubiera potencias hegemónicas. Como me gustaría que no hubiera injusticia alguna o que no hubiera la necesidad de tener cuerpos represivos en un estado justo, libre y de gente feliz. Y un gobierno federal mundial, claro. Y me gustaría tener un Lamborghini, un Centenario si puedo escoger.

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Pero también soy una persona adulta que sabe que los deseos no se hacen realidad fácilmente y que, además, cuando se hacen realidad las cosas suelen resultar muy distintas que en las fantasías.

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Así como considero que una sociedad anarquista es frágil y fácil víctima del primer psicópata que pase por ahí, un mundo donde no haya potencias hegemónicas, países más ricos o más poderosos me parece, primero, imposible simplemente porque el decurso de la historia, los mercados, el poder ya existente, etc. hacen que inevitablemente algunos países o naciones tengan una preeminencia sobre los otros. Incluso si borráramos la historia, cosa que es bastante difícil. Si pones a todas las naciones en condiciones de igualdad (no sé cómo, pero no es mi fantasía, es la tuya), a la larga lógicamente algunas irán mejor que otras y acabarán siendo más poderosas.

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Una organización internacional fuerte (una ONU con garras y dientes, por decir algo) puede influir para que esa hegemonía no se ejerza como en el pasado, es decir, de una manera tan brutal como la de las potencias coloniales en los siglos XVI-XIX. Las naciones periféricas pueden también unirse en agrupaciones y federaciones (como la Unión Europea o el Mercosur) para contrarrestar a los más poderosos. Debemos crear más y mejores mecanismos que busquen una equidad a nivel mundial, un desarrollo compartido... y para ello no es necesario ponerse por objeto que no haya hegemonías.

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Así que no justifico y menos considero deseable. Lo veo como un hecho que no va a desaparecer y por tanto me parece más relevante ocuparse de cómo favorecer que el imperio muestre su mejor cara (Estados Unidos, por ejemplo, es el país que más ayuda externa da) e impedir que muestre la peor (la invasión a Irak, como claro ejemplo) que en utopías que al final sólo estorban. Por bonitas que sean.

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Es tan respetable el voto a un partido que a otro. En todo caso el cuestionamiento se debe hacer en términos de "¿por qué no conseguimos el voto?" más que en términos de "¿por qué no nos votan?", es decir, no trasladar la responsabilidad al votante.

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El problema es que hay gente participando en la democracia que no cree en ella, es decir, que la utiliza para sus fines pero no está convencida de que sea la mejor opción de gobierno que existe (ahora recuerdo a Iglesias diciendo que da la batalla por el concepto "democracia" porque es "guay" y porque la gente no va a entender que la dictadura del proletariado es mucho más democrática porque la palabra "dictadura" es fea). Y entonces asumen la posición de Anguita: "el pueblo se equivoca casi siempre" y toda desgracia es culpa del votante.

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Obviamente, como mecanismo imperfectísimo (vamos, como sistema la democracia es bastante malo, pero todos los demás son peores, ya se ha dicho) la democracia se puede hackear, y el método más eficaz para ello es la demagogia (o el populismo, palabra que se ha confundido con demagogia por desgracia). Cuando un intento de hackeo fracasa estrepitosamente como ha ocurrido con Podemos, el golpe es peor. Además de que, como todo partido, creen merecer el voto popular, tienen la desazón de que su teoría, preciosamente bordada, sustentada en toneladas de ensayos con muchas palabras esdrújulas de muchas sílabas, no funcionó. Pensaban que tenían el hackeo perfecto y lo demostraban sus doctorados y sus subsidios. Y como tercer elemento sus seguidores han asumido más la actitud de adeptos religiosos, de modo que su capacidad autocrítica está reducida al mínimo. Se sienten ofendidos por la realidad y traicionados por el pueblo, y no están dispuestos a suponer siquiera que es su propia responsabilidad, así que han cargado contra los votantes e incluso se han despeñado en una esperpéntica teoría conspiranoica según la cual los meanies les robaron millón y pico de votos con malas artes.

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Pues cada día más baja, la verdad.

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Yo, ya lo he contado, fui uno de los que creyeron que era una buena opción. Parecía sensato, combativo y socialdemócrata, y consiguió mi apoyo. Una vez habiendo perdido las primarias, se metamorfoseó (o se quitó la careta) mostrándose como un tipo no muy dócil a la democracia. Dicho de otro modo, como un mal perdedor que rechazó asumir los resultados de las votaciones de _sus compañeros_ y empezó a pedir cuotas de poder de un modo que luego recordamos con inquietud cuando Pablo Iglesias hizo aquella lamentable rueda de prensa donde se pedía el gobierno de España, la vicepresidencia y todo lo que se le ocurría desde la posición del que quedó tercero (como quedó Tapias).

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Lo que Pérez Tapias reveló a partir de ese momento fue, además de su poco respeto a la democracia y a los votos de _sus compañeros_, una amargura destructiva escalofriante y una visión más cercana al comunismo y al leninismo que a la socialdemocracia. Y empezó a acercarse a Podemos, a ir a sus asambleas, a ir a comilonas y a exigir que el PSOE se sometiera a los designios de Iglesias y su banda.

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Un caso que me parece especialmente asqueroso (y se lo he dicho por Twitter y le he pedido que sea coherente y abandone el PSOE para integrarse en el proyecto podemero que le entusiasma) fue cuando vino a Gijón y comió y se tomó la foto con Emilio León, portavoz de Podemos en la Junta General del Principado. León fue uno de los lidercillos que tomaron por asalto el edificio de la antigua Consejería de Sanidad asturiana en Oviedo para convertirlo en feudo de su grupo político, una okupación que despojaba a los asturianos de un patrimonio común en beneficio de unos pocos iluminados. A ese edificio okupado (al que llamaron "La Madreña") solía venir Monedero a preparar el terreno para Podemos (hay vídeos de sus arengas en ese edificio que datan de 2012). Finalmente fueron echados por orden de un juez y los asturianos recuperaron su patrimonio. Crearon Podemos Asturias y se aliaron a la ultraderecha de Francisco Álvarez Cascos. Han directamente atacado las sedes del PSOE (la de Gijón en al menos tres ocasiones: con carbón, con una provocación el día de las primarias mismas y luego con pegadas de la jeta de Bódalo). Han saboteado los presupuestos asturianos, de las acciones sociales del gobierno del PSOE por su odio al partido. ¿Y Pérez Tapias no tiene ningún problema en sonreír junto a quien ataca al PSOE? Lógicamente pienso que el lugar de este señor no es en el PSOE. Amargado, desleal y bordeando la traición. Y se lo he dicho, repito, no estoy hablando a sus espaldas.

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